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Carreras de chapas

Mi abuelo me advirtió que este juego era para estar toda la tarde jugando. Creí que era más simple, pero no, me equivoqué.

Me contó que de pequeños jugaban en la tierra y hacían unos circuitos enormes en longitud y complejidad y que cada uno tenia su propia «chapa especial» la cual cuidaban para que fuese la más plana posible, e incluso le vertían dentro pequeñas cantidades de cera fundida de una vela para darle más peso (luego veréis porqué).

Para empezar os diré que desde el punto de vista terapéutico, este juego tiene dos partes: en la primera hemos de construir un circuito y en la segunda nos ponemos a competir en una carrera.

Empezando con la construcción, estos días que tenemos que quedarnos en casa, os propongo que dibujéis en el suelo un circuito con una tiza o una cinta adhesiva o con algo que luego podáis borrar o quitar. El circuito puede ocupar una habitación y para los más lanzados puede incluir pasillos, baños, cocina… Podéis dibujarlo con curvas más o menos cerradas, tramos más o menos estrechos, y sobre todo poned obstáculos a lo largo del recorrido. Los obstáculos podéis tener toda la imaginación que queráis, todo vale si se pueden superar; podéis hacer túneles con un cartón, puentes para pasar por encima o por debajo, rampas con saltos para superar una bandeja llena de agua… De lo que se trata, desde mi punto de vista, es que trabajéis con vuestros hijos en la construcción, tanto dibujando el circuito como fabricando los obstáculos. Sin prisa, sabiendo que estáis fortaleciendo una gran cantidad de habilidades: manipulación fina, precisión, praxis, integración bilateral, integración ojo-mano, atención, resolución de problemas, orientación espacial.

Acordaros que cada uno ha de buscar y «tunearse» su propia chapa (sirven tapones de botellas de agua, refrescos…pero que todos sean de igual tamaño), y si le ponéis peso dentro, en vez de cera derretida como hacía mi abuelo, poned plastilina de colores (cada uno un color).

Vamos con la segunda parte. Ya podemos empezar a jugar. Cuando todo esté preparado, poned todos vuestra chapa en la salida. Si eres el primero, empuja tu chapa con el dedo para impulsarla hacia adelante. Procura que no se salga de las dos líneas del circuito. Si queda dentro, déjala donde se haya parado hasta el siguiente turno. Pero si le das demasiado fuerte y sale fuera, tendrás que volver a colocarla en la posición que estaba antes de tirar. Cuando sea su turno, cada uno de los jugadores, intenta avanzar tanto como pueda sin salirse del circuito. Sólo con que el borde de la chapa rebase un poco la línea, el lanzamiento no es válido y se ha de volver a colocar en el mismo sitio que ocupaba antes de tirar. Durante el juego, a veces una chapa echa fuera a otra. Cuando ocurre esto, el que ha sido empujado fuera pierde su turno (por eso le ponía cera mi abuelo a su chapa). ¡Esta jugada es muy arriesgada! Muchas veces al intentar sacar a otro de la pista eres tú el que acaba fuera. El primero que llegue a la meta será el ganador. Durante el juego sobre todo estará fortaleciendo la concentración, precisión, integración visomotora, discriminación figura-fondo, orientación espacial, praxis, autocontrol emocional, respeto de las normas de juego.

Eso sí, si alguien lo pide, habrá que conceder la revancha y volver a jugar. ¿Estas preparado?

Therapy & Mountain